martes, 1 de enero de 2019

2019


Hace tiempo, cuando escribía habitualmente en el blog, solía empezar el año con una imagen de Marcello Mastroiani. Me gustaba, y me sigue gustando, esa elegancia triste que desprende en casi todas sus fotografías. Empezar el año con una imagen suya, alejada de cualquier referencia temporal, tenía para mí ese algo de página en blanco, de playa desierta dispuesta a todo.
No me gustan demasiado los balances. En estas fechas suele ser habitual caer en la tentación del recuento de lo vivido. Incluso las redes sociales lo hacen todo por nosotros: nos ofrecen los mejores recuerdos enlatados, las fotos más exitosas, los post más comentados... Sin embargo, siempre temo que al hacerlo engorde la columna del "debe" frente al escuálido "haber".
Es cobardía, lo sé, pero no quiero que nadie me recuerde las pérdidas. Este ha sido un año de pérdidas.
Prefiero la incertidumbre -o la huida, según se mire- hacia un desconocido futuro. Tampoco me gustan los propósitos, a menudo acabo traicionándolos de la manera más pueril y patética. Cumplir años sólo trae de bueno ese ligero conocimiento sobre las propias debilidades. Así pues, liberada de promesas y balances, comienzo a andar de nuevo en este blog.
Quién puede saber por cuánto tiempo.


2 comentarios:

  1. Mmm.. Cómo te entiendo. También tenía el firme propósito de no hacerme propósitos para este años, pero no, alguno me he hecho... y como bien escribes, sé que los acaberé traicionando de esos mismos modos. En fin...
    Por que vaya como vaya pero que vaya bien. ¡Feliz año! (que no es fiesta religiosa ;-) )

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    Respuestas
    1. Como decía Truman Capote: No te preocupes demasiado por la vida, acabará contigo.
      Salud y mis mejores deseos (laicos) para ti.

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